lunes, 10 de septiembre de 2012

Sobre Eurovegas, telecomunicaciones y académicos de la lengua


A falta de conocer más detalles sobre la instalación del complejo Eurovegas en Madrid, la autoridades asumen que habrá beneficios fiscales y tributarios y quizás otro tipo de concesiones relacionadas con la ley antitabaco, la normativa laboral o la presencia de menores en zonas de juego.

Todo ello para asegurar la instalación en España de un complejo que pretende atraer a unos 11 millones de turistas en 15 años que gastarían unos 15.500 millones de euros. El proyecto tendría, en principio, 12 complejos vacacionales, con 3.000 habitaciones hoteleras cada una.

Los antecedentes de Las Vegas Sands y de su multimillonario propietario, así como el oscurantismo de todo lo relacionado con este macrocasino han hecho saltar las alarmas de buena parte de la ciudadanía. Desde las filas de los defensores de este macrocomplejo, sin embargo, responden a cualquier oposición apelando al empleo que supuestamente generará una iniciativa en cuya descripción es inevitable el uso frecuente del modo verbal condicional.

Pero parece que no hay otro modelo de crecimiento económico y de generación de empleo o, por lo menos, no parece que algunos de nuestros más señalados representantes políticos sean capaces de dar con él...Sin embargo, no hay que mirar muy  lejos para detectar opciones consolidadas de crecimiento económico. Alternativas que ya ofrecen resultados positivos en creación de empleo y favorecen una economía productiva y de alto valor para la construcción del futuro del país.

Me centraré en el sector de las telecomunicaciones por su capacidad de constituirse en motor de arrastre de otros entornos de producción y su contribución al aumento de la productividad y el control de costes en las empresas, factores de especial relevancia en la actual situación económica.

Según datos presentados en el XXVI Encuentro del sector, celebrado este mes en Santander, las telecomunicaciones contribuyen de forma decisiva a la economía española, con una aportación directa al PIB del 3,7%. El Ministerio de Industria prevé que será el segundo sector que más contribuirá al PIB en los siguientes 15 años.

Pero el impacto indirecto de las telecomunicaciones va mucho más allá, produciendo importantes ganancias de productividad y crecimiento. Gracias al esfuerzo inversor, el sector emplea a 70.000 personas de modo directo, 800.000 personas de modo indirecto, y miles de empleados inducidos. Recientemente se han producido nuevos ejemplos de creación de empleo, como éste o éste.

A pesar de la difícil coyuntura, el sector de las telecomunicaciones en España ha mantenido un importante esfuerzo inversor en los últimos años, como destaca la patronal Redtel.  Por ejemplo, en 2010, mientras que en otros países se redujo la inversión, en España ésta aumentó casi un 5% llegando a los casi 5.000 millones de euros. A esta cantidad, habría que añadir los 2.000 millones de euros adicionales invertidos en los concursos y subastas de frecuencias que se llevaron a cabo en 2011.

Sólo para alcanzar los objetivos de la Agenda Digital Europea serán necesarios desembolsos por valor de 23.000 millones de euros, que llevará a cabo el sector privado.

Y esto es así a pesar de que:

La suma de los ingresos de todos los operadores que compiten en España lleva cayendo 5 años, con una caída acumulada desde 2007 de más del 12% de los ingresos
En este mismo periodo, el índice de precios de telecomunicaciones ha acumulado un descenso de 25 puntos porcentuales con respecto al IPC general.
La creciente presión fiscal: 300 millones de euros para financiar a la RTVE, 370 millones por la tasa del espectro, la tasa de aprovechamiento del dominio público local, más el IAE y otros tributos locales, etc…
El sector de las telecomunicaciones en España resulta ser el más gravado por cargas tributarias específicas respecto a los principales  países de nuestro entorno. Todas estas cargas  suponen cerca de un 5% del importe de la cifra de negocios, cifra que se suma a la tributación por beneficios, también entre las más elevadas.

Años lleva este sector reclamando que se despejen las incertidumbres regulatorias y disminuya la presión fiscal a la que está sometido de tal forma que se permita incentivar la inversión y la innovación. Años esperando una respuesta que, por arte de birlibirloque, los políticos se aprestan a ofrecer a una empresa cuya apuesta por el futuro va poco más allá de las fichas que se lanzan sobre un tapete verde y cuya contribución real a la economía del país hoy es sólo un futurible.

Se compartan o no las reclamaciones de las empresas de telecomunicaciones, es sorprendente el tiempo de respuesta y la naturaleza de la misma en uno y otro caso.

En mi opinión, una nación que deja su futuro en manos del azar tiene muchas posibilidades de perder la partida.  Y más allá de eso, una España que asuma el mensaje derrotista que ayer mismo lanzaba en twitter un escritor español de éxito y Académico de la Lengua, es un país que quizás se merezca lo que le pase.