Se
celebra en Madrid lo que José Manuel Velasco, Presidente de la Asociación de
Directivos de Comunicación (Dircom) denomina, con buen tino, los Juegos
Olímpicos de los comunicadores. Del 21 al 23 de septiembre la ciudad
acogerá, en el World Public
Relations Forum, a algunos de los más preclaros exponentes de un oficio
que, a pesar de su incontestable y creciente importancia, sigue a la búsqueda
de su lugar bajo el sol en las cumbres más elevadas de los comités de dirección
de las organizaciones.
En
esas cumbres, a menudo, el comunicador se ve abocado al papel de porteador o a
lo sumo guía, y solo en raras ocasiones alcanza la gloria hundiendo la bandera
en la cima. Una gloria que suele estar
reservada a otros profesionales especializados en labores de efectos más “tangibles”, medibles, previsibles..como
si existiera algo así.
El
caso es que, más allá de recomendar la cita a todas las personas interesadas en
este asunto, quiero destacar el gran acierto de los organizadores a la hora de
elegir el lema del congreso: “Comunicación
con conciencia”. Porque de la ciencia de la comunicación se habla profusamente
–solo hace falta hacer una búsqueda en internet, donde abundan aprendices de
brujo que anuncian a los cuatro vientos virtuales sus bálsamos de Fierabrás para
solventar cualquier dolencia comunicacional- pero de la conciencia, de los
valores, se habla poco.
Y
en tiempos necios en los que se confunde valor con precio, es importante que
este colectivo profesional –el de dircoms, pero también el del resto de
trabajadores de la comunicación- apueste por participar de un nuevo clima social y político que se asoma a la ventana de las
organizaciones y que cada vez tendrá más consecuencias económicas. Para ver ese
más allá hay que dejar de mirarse en el espejo del conformismo y levantar la
vista al horizonte con el ánimo sincero de recorrer el camino hacia él. Si el
dircom no ve está oportunidad es que está ciego o finge su somnolencia.
Este
último párrafo no es mío sino de José
Manuel Velasco, en cuyo haber hay que apuntar el éxito seguro de este
evento y que, además de excelente comunicador, es montañero. De los que han
alcanzado múltiples cimas y no se conforman con quedarse fuera de las
fotografía cuando hay que retratar una hazaña en la montaña. Sirva este modesto
post como homenaje a él y a su equipo, a los que hay que agradecer que se hayan
decidido a escalar tan difícil cumbre, liderando la cordada de los que buscamos nuevos paisajes para la comunicación.