Impelidos por el uso creciente de las redes sociales digitales, corremos el peligro de convertir la comunicación –o mejor, un sucedáneo de
ella- en un juego de recompensas. Un ejercicio pavloviano en el que la
reflexión previa al acto de comunicar y el ejercicio responsable de esta
actividad pierden peso ante la urgencia y la ocurrencia, dos características
que pueden incrementar las posibilidades de éxito de nuestros tuits o
actualizaciones...
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