Otro
día más, Twitter “arde”, en esta ocasión por una llamativa acción publicitaria
de un banco que ha ocupado, con un anuncio, las portadas de algunos de los
periódicos españoles más importantes.
Esta es una acción publicitaria más, ni
siquiera novedosa, pero ha generado un aluvión de protestas en esas redes
que cada día anuncian el fin de los medios tradicionales al mismo tiempo que les
dedican la mayor parte de sus comentarios. A menudo sentando cátedra sobre su desempeño profesional.
Aquí
ya he
hablado en distintas ocasiones sobre el peligro
de que la publicidad contamine la información pero, me parece a mí, que las
posibles grietas en la deontología profesional hay que buscarlas en los textos periodísticos y no en los anuncios que aseguran la supervivencia económica de los
medios que, mes a mes, ven como sus
ventas caen.
Así
pues, hago mío el comentario de la periodista Rebeca Arroyo: “Prefiero la
publicidad en cubierta que encubierta”. Y, lo demás, con perdón, me parece ponerse la venda antes de la herida.
Saquen, tuiteros, sus ahorros del banco -quizás del mismo que protagoniza esta campaña- y corran a apoyar con su dinero lo que consideren buen periodismo. Quizás entonces no haría falta la publicidad.