lunes, 1 de diciembre de 2014

Díselo a Reuters y que no se entere nadie más


Han pasado ya muchos años pero no olvido esta escena. En un soleado despacho, distintas personas reunidas alrededor de una mesa abordamos una crisis de comunicación corporativa. Después de una mañana contestando al teléfono y repitiendo la fórmula “sin comentarios” a modo de mantra, la llamada de Reuters es la gota que colma el vaso de mi paciencia. 

"No entiendo que estemos jugando al ratón y al gato con los periodistas, creo que podemos responder algo”, digo. “¿Pero quién ha llamado?”, me preguntan. “¡Pues todos los medios!. El último, Reuters”, contesto.

Alguien me mira con aire reflexivo y, después de unos segundos de tenso silencio, sentencia: “Bueno, pues díselo a Reuters pero que no se entere ningún medio más”.

Ese día comprendí lo duro que podría llegar a ser el trabajo de comunicador corporativo.