

Como asustado lector, ya manifesté a través de las redes sociales mis dudas sobre el tratamiento de la primera noticia, que encendía todas las alarmas de la ciudadanía, a raíz de la activación preventiva de un protocolo sanitario.
Y digo dudas porque me cuesta dibujar la línea que separa la información de interés público de la noticia que solo busca captar audiencia a través de titulares sobrecogedores. Otro difícil dilema para los periodistas, en cuya profesionalidad hay que confiar.
Sin embargo, en unos momentos tan difícil como los que vivimos, en los que la crisis económica está exacerbando actitudes racistas en Europa, los lectores debemos pedir a los medios que extremen sus controles de calidad para no contribuir a elevar aún más las vallas que nos separan del continente africano y sus gentes. Y no hay valla más alta que el miedo al otro.
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Fotografía compartida en Twitter por Valentín García |
Como recuerda en este artículo el doctor Adam C. Levine, "la verdadera tragedia del brote de ébola es que la mayoría de africanos
no tiene acceso a los medicamentos, instalaciones y profesionales de los
que disponemos en Occidente desde hace décadas, y que podrían haber
evitado el descontrol de la epidemia".
La pobreza es el virus más peligroso que hay y, por desgracia, nadie está a salvo de él. Tampoco los que vivimos a este lado del estrecho de Gibraltar.