Frente a la clásica pirámide invertida
que nos enseñaron en la Facultad, me parece a mí que la representación más
certera del periodismo, en estos tiempos, es una pirámide truncada.
Una figura por completar, como esa descabezada industria informativa que está perdiendo
sus líderes y también su liderazgo
social.
Un sector que se enfrenta, con
escasas
ilusiones y esperanzas,
a esta nueva geometría que la sociedad dibuja con el dedo en una pantalla
táctil. Un dedo que señala –tuitea- con contundencia las deficiencias de viejas prácticas pero es más tímido a la hora de apuntar hacia un horizonte de transformación concreto, un modelo viable que sustituya al anterior.
Y falta hace concretar, pues un
periodismo truncado es débil apoyo para una democracia que, sin información que genere conocimiento, está mutilada. A ver si, entre todos, somos capaces de dar por cerrados viejos debates y abrir otros nuevos, más fructíferos. Yo no sé.