jueves, 24 de octubre de 2013

Educadamente, a favor de la Educación



Hace tres años, una mujer –la que quiero- pronunció un discurso en la apertura del curso escolar en la ciudad en la que vivimos. Hoy, ya con otro gobierno, este discurso sigue teniendo vigencia y por eso recupero algún fragmento en estos días de movilización frente a la nueva ley educativa. Creo que son reflexiones ajenas a partidismos pero con una valiosa carga política. De ciudadanía cabal.


En un momento en el que se plantean nuevos modelos de crecimiento económico para salir de la crisis basados en la inversión en molinos de viento, es frustrante comprobar cómo la inversión en la formación de nuestros hijos, que son el principal activo de este país, no es todo lo decidida que debiera.

Y no hablo sólo de una inversión económica, sino también de una inversión de inteligencia y responsabilidad que mantenga la educación pública, que es la de todos, a salvo de los caprichosos designios de esos nuevos dioses llamados “Mercados” o de estériles debates políticos en los que la formación de nuestros hijos se utiliza como arma arrojadiza.

Ojalá que las ideas de progreso e innovación que asociamos al nuevo contexto digital impregnen nuestro actual modelo educativo para que se adapte, con mayor celeridad y eficacia, a las exigencias de la sociedad del futuro y, también, a los anhelos de felicidad y desarrollo personal de nuestros hijos.

En un contexto discursivo en el que es frecuente escuchar voces que desprecian, de forma genérica e injusta, al funcionariado, creo que las madres y padres de los colegios públicos debemos destacar una vez más la labor de nuestros profesores. Unos funcionarios que, en su inmensa mayoría y a pesar de las dificultades, se enfrentan a los retos que plantea cada nuevo curso desde el compromiso y la profesionalidad.

Para finalizar mi intervención, quiero hacer referencia a una certera reflexión que el humorista gráfico El Roto hizo recientemente en las páginas de un periódico. En una viñeta, aparecía una madre junto a su hijo a la puerta del colegio y ella decía: “Recuerda que para tu futuro lo más importante no es lo que aprendas, sino con quién te sientas”.

Pues bien, si ese dibujo refleja en algo el entorno educativo y socio-económico en el que crecen nuestros hijos, está en nuestros manos cambiar una situación que limita sus posibilidades de desarrollo personal y profesional. Y para que ese cambio se pueda producir es fundamental contar con una escuela pública de calidad que reciba el apoyo, decidido y activo, de todos los que integramos la comunidad escolar.

 Mª Gema Capel