Andaba yo molesto con la Fundación
Telefónica porque me parecía que estaba vulnerando sus Principios
generales de actuación, en los que dice: “Impulsamos la igualdad de oportunidades y
tratamos a todas las personas de manera justa e imparcial, sin prejuicios
asociados a la ..., edad,...".
A pesar de esta declaración
de intenciones, en la invitación a su ciclo de conferencias Friends
of talent (así, en inglés, que suena como más 2.0), la Fundación decía
que era un evento “no recomendado para mayores de
35 años”, como podéis ver en la imagen que acompaña al texto. Cierto es que, en
la página web, la organización se curaba en salud diciendo “sin perder su vocación
abierta a todo el público, Friends of talent está
especialmente enfocado a jóvenes de entre 18 y 35 años”.
Pero ese matiz no era suficiente para restañar mi herido orgullo de
cuarentón. No pensaba yo que los ponentes debieran peinar
canas, pues no es ésa la inspiración de dicho encuentro, pero lo de marginar a
los mayores de 35 años en el disfrute de tanto joven talentoso me parecía un
error. Y más en un país en el que tanto trabajador maduro se ha quedado en la
calle en los últimos años.
Consideraba que la envidiable
trayectoria de jóvenes como el amigo Roberto Carreras o el cineasta Rodrigo Cortés podría inspirar también a personas cuya edad
supone una barrera para acceder al mercado laboral. Trabajadores para los que
el autoempleo o emprendimiento se presenta como la más plausible salida
profesional.
Ya sé que, en los 80, las personas de
mi generación llevamos hombreras, nos cardamos el pelo y mezclamos de
forma extraña a Hombres G con los Sex Pistols en nuestro “tocata”. Entiendo que, de personas
con ese pasado, se pueden esperar pocas alegrías en lo que a talento se
refiere. De los anteriores, carne de guateque o humareda psicodélica, aún
menos.
Además, nos encontramos en una edad provecta en la que, hasta al heavy más
veterano, se le escapa una lagrimilla nostálgica en cuanto suenan los acordes
de “En tu fiesta me colé”, de Mecano, en Onda Melodía. Definitiva prueba de senilidad.
Pero oigan, no nos hagan
sentir unos apestados si acudimos a muestras de talento joven. Permítannos
disfrutar, en armonía con las nuevas generaciones, de las grandes ideas que los
mayores de 35 hemos contribuido a generar con nuestro esfuerzo profesional e
intelectual de tantos años. Al fin y al cabo, ya decía el viejo Eugenio d'Ors, que “Todo
lo que no es tradición, es plagio”.
Así que,
como otras personas, manifesté mi enfado en Twitter y me puse en contacto con
José de la Peña, alias @sandopen, Director de
Educación y Conocimiento en Red en Fundación Telefónica, mostrándole
mi rechazo hacia lo que yo consideraba una desafortunada convocatoria. Éste
respondió a los pocos minutos en estos términos.
El reconocimiento
del error en nada erosiona la reputación de la Fundación Telefónica y honra a
José de la Peña que, además, nos brinda un buen ejemplo de uso adecuado de
redes sociales. Por eso, y porque lo cortés no quita lo valiente, lo he querido reflejar en este blog.