El desplazamiento del centro
de gravedad de la industria informativa hacia los periodistas y la digitalización
de los procesos de mediación, supondría, como ya está sucediendo, un
adelgazamiento radical de las estructuras de las empresas informativas.
Pero en la debacle también surgen
nuevas oportunidades para los periodistas, cuya especialidad es generar y
filtrar contenidos en un entorno en el que éstos son los reyes. Nunca en la
historia de la humanidad ha habido tanta información compartida y parece
absurdo que, en este contexto, no ocupen un lugar privilegiado estos
especialistas.
Profesionales que, por poner
un ejemplo, podrían volcar su habilidad en la producción de contenidos de interés para
nuevos medios creados por empresas y marcas con el objetivo de llegar a sus
mercados de manera directa. Ya, es duro dejar a un lado el sueño de ser la nueva figura del periodismo al estilo Woodward y Bernstein.
Dichas plataformas podrían aportar informaciones propias o relacionadas con el sector de actividad de la empresa, conversaciones,
promociones y, en general, cualquier propuesta que pudiera aportar valor a sus
clientes consolidados o potenciales o, más allá, a la sociedad en su conjunto. Se trata de llevar algo más lejos el concepto de responsabilidad social corporativa.
Cierto es que la vocación del
periodista no es trabajar para un medio dependiente de una corporación de
naturaleza distinta a la empresa periodística tradicional. Pero los accionistas de los medios –muchas veces desconocidos por el gran
público- son empresas de distintos sectores (vía participación directa o
inversión publicitaria), bancos, grandes fortunas con diversos intereses, etc.
Además, cualquier
empresa que se decidiera a emprender un proyecto así con la intención de apuntalar la reputación de
su marca e influir en un público más o menos masivo debería tender a un modelo
de producción de contenidos similar al de los medios tradicionales en su mejor
versión. Esto implicaría la búsqueda de cierto equilibrio entre lo puramente
informativo y lo comercial.